miércoles, 23 de enero de 2013

Fomento del Transporte público


            Los tiempos de crisis es una buena época para racionalizar muchas cosas. Shumpeter proponía el concepto de "destrucción-creativa" para recoger el hecho de que el gestor emprendedor debía aprovechar "el rio revuelto" de la crisis económica para intentar mejorar implementando mejoras (a veces arriesgadas) que, en épocas de crecimiento o estabilidad, no se pueden introducir por el simple hecho de que las cosas cuando funcionan, es mejor no cambiarlas mucho.
 
            Desde el punto de vista privado es evidente que las empresas deben tomar riesgos e iniciativa y, si quieren subsistir o ampliar mercado, deberán pensar más en el mercado y en las necesidades del consumidor y menos en sus competidores (muchos de ellos puede que estén en el camino equivocado y acaben por sucumbir).

            Pero desde el punto de vista público también se pueden hacer cosas y puede que sea ahora el momento de afrontarlas. Entre otros hoy me he acordado del transporte público.

            Los sistemas de transporte público son lo que, en economía, se denomina como un bien inferior. Los bienes inferiores son aquellos se consumen menos conforme se dispone de mayor renta. Por ello, en tiempo de crisis es de esperar una mayor utilización del transporte público y viceversa. En este sentido en tiempo de crisis es el mejor momento para racionalizar y mejorar el servicio y la red de distribución, porque es más necesario que nunca y porque dispondrá de mayores usuarios.

            Una vez que se supere la crisis si el sistema se ha mejorado de forma suficiente, también serán más los usuarios que utilizarán el servicio y tardará más en colapsarse los sistemas de comunicación por carretera y las calles de las ciudades.

            Mejorar el servicio supone mejorar el sistema de cercanías, de metros ligeros y subterráneos, incrementar las líneas y frecuencias, mejorar las cabinas y equipamientos, etc. y no limitarse a ver incrementarse el número de pasajeros y pensar que esto va a durar siempre. Tampoco es adecuado ponerse a hacer AVE's porque este sistema necesita inversiones muy altas y, debido a que la mayor parte de los usuarios son de rentas altas, poco redistributivo y no se le puede aplicar la teoría de los bienes inferiores.

lunes, 21 de enero de 2013

Escándalos y libertades

Por razones que se nos hacen evidentes, y que tienen que ver con la escasa libertad de prensa  y la manipulacion de los canales de información públicos que hay en este país, sucede que desde hace décadas y cada cierto tiempo se nos bombardea con un problema durante varias semanas que exhaspera a la opinión pública pero que, habilmente dirigido por líderes de opinión y politicos siempre acaba solucionándose con una de las dos siguientes alternativas:

a) Nos acaba costando el dinero a los contribuyentes.
b) Se limitan las libertades o derechos de algunos ciudadanos.

Eso ha sucedido así, por ejemplo, cuando todos los días algún perro mordía a niños indefensos (y se limitó la libertad de disponer de mascotas); cuando todos los dias una viejecita de España necesitaba que alguien le ayudase con la cesta de la compra (y se estableció la Ley de Dependencia); cuando las mujeres son maltratadas a diario (y se establecen y mantienen leyes con discriminación positiva de dudosa legalidad constitucional) o cuando empiezan a aparecer terroristas que enferman de gravedad súbitamente (y aparecen beneficios penitenciarios expecíficos). A estos grandes temas se le pueden sumar otros muchos de menor intensidad sobre huelgas de trabajadores o presiones patronales en determinados sectores, reivindicaciones de derechos o multitud de situaciones de indefensión sobrevenida.

Por eso, cuando una noticia/problema empieza a ser portada y comentario sistemático y cotidiano de los medios de más difusión suelo pensar que ya se conoce la solución que se va a imponer y me gusta intentar adivinar en qué va a consistir esta, en una reducción de la libertad o en un incremento de gasto. Y es más, cuanto mas profunda y duradera es la insistencia de los medios en la existencia del problema y su gravedad, más seguro estoy de que la solución será más costosa o más injusta.

En la actualidad hay dos problemas que tienen estas caracteristicas:
a) El soberanismo catalán: Que, probablemente, nos va a costar el dinero en un sistema de financiación que reducirá las transferencias a otras Comunidades Autónomas.
b) La corrupción política: Que, probablemente, nos cueste tener que asumir intervención policial en comunicaciones entre particulares con las mínimas garantías civiles o, incluso, sin control judicial.

La cuestion es si este sistema de "bombero-pirómano" habrá que soportarlo para mantener una democracia en la que leyes duras y alto coste publico ha de ser asumido por las grandes masas populares.

martes, 15 de enero de 2013

¿Hablamos?


El español es el segundo idioma del mundo. Con casi 500 millones de personas y sólo superado por el Chino. Inglés, chino, alemán o francés descienden en hablantes y en internautas al contrario que el español con tasas de crecimiento sostenidas.

El Instituto Cervantes ha alertado que faltan cientos de profesores de español en China y Brasil.

Fuente: Europa Press

lunes, 14 de enero de 2013


1/10/2012


Mi derecho a decidir


 

Estoy profundamente ilusionado con el proceso secesionista de Cataluña y País Vasco, y me mantengo a la expectativa observando la evolución e intentando prever el resultado.

A veces me da la impresión de que algunos residentes en estos territorios pueden conseguir su propósito de secesión y entonces yo también podré iniciar el mio propio.

Me propongo pedir la independencia de mi familia de España basado en motivos genéticos e históricos evidentes. Mi estatura es significativamente más alta que la del resto de españoles e incluso, a veces, en casa utilizamos un lenguaje exclusivo con vocablos que sólo entendemos nosotros.

La secesión se llevaría a cabo mediante la aplicación del derecho a decidir personal que se plasmaría en una votación mía en la que votaré en conciencia, con la prudencia y comedimiento que me caracteriza, asumiendo la responsabilidad sobre mi futuro y mi probable encaje en la Unión Europea.

No entiendo que la apertura de esta vía pueda causar desazón u oposición del resto de España pero si así fuese, cosa que condenamos como intolerable, oportunista y totalitario, quiero comunicar de antemano, como muestra de mi buena fe y colaboración, que la distorsión sería mínima, es decir pretendo seguir trabajando en mi trabajo, utilizando los servicios públicos y comprando los mismos productos que hasta ahora, La única diferencia, inapreciable por otra parte, es que dejaría de pagar los impuestos que pago o los reduciría hasta la aportación que, en un acuerdo entre iguales, llegara con el Estado español. Bien entendido que, en caso de falta de acuerdo tampoco pasaría nada salvo que la aportación quedaría pendiente para próximas negociaciones.

Lo que también exijo al resto de los españoles es que renuncien a seguir el mismo camino porque no se les cumplen las condiciones para ello. Es evidente que resultaría terriblemente molesto e irracional que todos pretendiésemos ser iguales.