A finales del XIX se denunciaba que gran parte de las rentas
se las quedaban la Iglesia, los militares y los terratenientes, capas ociosas e
improductivas de la población. Esa distribución de la renta que premiaba a los
sectores menos progresistas, se decía, era la culpable de atraso secular de
España. A principios del s. XX se intentó cambiar esa rutina pero el resultado
de la guerra la continuó prácticamente hasta finales de los 50.
En los presupuestos del estado para 2014, que se han conocido hoy, más de la mitad del
presupuesto se lo llevan parados, jubilados e intereses de la deuda. 127.000
millones para pensiones, 36.000 millones para intereses y 30.000 millones para
parados. Otra vez más de lo mismo. Los mismos perros pero con otros collares.
Contrasta que la inversión en obra pública descienda hasta
los 5.000 millones.
Se ve que España es así. Y así nos va.
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