lunes, 20 de agosto de 2018

Interpretación del Apocalipsis de S. Juan para un economista


        Las enseñanzas de la Biblia recogen parte del acervo moral y cultural que ha hecho que la sociedad humana progrese durante 6000 años. Con mínimas adaptaciones y añadidos son textos que han guiado, con relativo éxito, el comportamiento individual y de grandes grupos humanos desde la edad del hierro hasta nuestros días.

Los que creemos que los libros de la Biblia provienen de distintas fuentes reveladas procedentes de Dios, hacemos una lectura reverencial (que no significa necesariamente literal) de la misma. En el otro extremo, muchos no creyentes tienden a pensar que sus contenidos son inservibles o poco más que cuentos antiguos. Igual en un punto intermedio esté la virtud.

Los argumentos del Libro se han usado desde siempre por muchos humanos para afrontar y aconsejar sobre distintos acontecimientos de la vida diaria, sean estos previstos o imprevistos, viejos o nuevos. Eso habrá sido porque, a largo plazo, su utilización habrá sido más positiva que negativa o de lo contrario habrían sido despreciados. De forma que aunque a la Biblia se le niegue autoría Divina se mantiene una fuerte razón para su estudio y para descubrir las razones prácticas que contiene y que han alimentado el comportamiento normativo de millones de individuos durante miles de años.

El libro más reciente de la Biblia es el Apocalipsis de S. Juan y tiene aproximadamente 2000 años. Apocalipsis significa revelación. El libro del apocalipsis de S. Juan es una revelación sobre la forma en el que se desenvuelve el mundo y sobre lo que sucede en el mundo realmente, es decir más allá de nuestros sentidos. Se presenta en un lenguaje simbólico lleno de exageraciones y figuras alegóricas impresionantes. La riqueza de las escenas y su fuerza es sencillamente estremecedora de forma que continúan sobrecogiendo a sus lectores y estimulando nuestra imaginación.

Fundamentalmente nos enseña tres cosas:

a) Existe un perpetuo enfrentamiento entre el bien y el mal. Por ejemplo, la visión de la lucha escatológica (cap 12). Los esfuerzos de los justos y la ayuda Divina pueden contener y vencer finalmente al mal. Este enfrentamiento implica que la Historia realmente existe, es decir se produce un avance hacia la justicia por parte de la Humanidad y no un movimiento caótico o circular. Este avance no se produce de forma lineal, continua y ni tan siquiera evidente sino que se produce de forma conflictiva y con grandes altibajos.

b) El mal tiene muchas presentaciones, muchas de ellas muy poderosas  (representadas por demonios, dragones, bestias, grandes rameras, falsos profetas, etc. cap. 13  y 17). Son instituciones e individuos procedentes, la mayor parte de ellos, de las organizaciones sociales (el mar). Dichas manifestaciones malignas están entre los justos desde siempre, e incluso algunas de ellas pueden parecer buenas en un principio (el librito del cap. 10), pero con la crisis se observa su verdadero rostro.

c) El Apocalipsis desarrolla una completa teoría de la evolución de la sociedad. Durante todas las épocas, como en el presente, hay alguien que afirma que se producen los acontecimientos que narra. Esto es porque lo que nos enseña es que las sucesivas crisis de la Historia siguen siempre un mismo patrón, se produce una cadena de acontecimientos en los que los justos parecen perder su razón y se acomodan (degradación de las iglesias, cap. 2), mientras que los aliados del mal cobran poder (todo ello con el permiso de Dios) hasta que la situación se vuelve insoportable y los justos derrotan al mal, incluso destruyendo instituciones que parecían intocables e invulnerables, y (también con el permiso de Dios) se crea una nueva situación óptima para los justos (cap. 17 y ss.).

Incluso es muy interesante observar el detalle de la sucesión de acontecimientos ya que sigue una secuencia lógica: En primer lugar empiezan a quebrarse grandes acuerdos sociales (representadas por la ruptura de los sellos: gobiernos, guerras, hambres, injusticias, enfermedades, persecuciones…) a la que sigue la corrupción de la ideología (representadas por las trompetas: herejías, idolatrías, paganismo, doctrinas sociales perversas, etc.) y los correspondientes avisos por parte de las últimas personas e instituciones prudentes (los testigos cap. 11.1 a 13), por último lugar, y ya de forma imparable (humo de 15.8) se sufren las crisis institucionales radicales (representada por las copas: caída de regímenes, grandes instituciones, naciones) Estas últimas, en un intento desesperado por sobrevivir se alían contra el bien que las vence a todas juntas (19.20) no sin esfuerzo y sin pagar un alto precio.

Este guion es aplicable a muchas crisis a las que se ha podido enfrentar la humanidad e incluso a algunas graves crisis personales de las que se sale no sin esfuerzo y sin dejar atrás algunas cosas. Por eso no puede extrañar que en muchos lugares se afirme que el apocalipsis ha sucedido ya en algún momento o que va a suceder en el futuro. Se puede aplicar a la caída de Jerusalén, a la caída del imperio romano, el derrumbe de los regímenes comunistas, e incluso a los tiempos en que vivimos actualmente.

Por eso tampoco es de extrañar que el mismo Apocalipsis diga simultáneamente que los hechos que relata sucederán pronto (1.1 y 22.10) y que tardará en llegar (tiempo, un tiempo y tiempos o hasta mil años 6.11; 12.1; 17.10 etc.).

¿Revelación o cuento de miedo? Vd. decide.

2 comentarios:

  1. Excelente reflexión.
    Es al Apocalipsis un libro especialmente relevante, tanto por ser uno de los últimos libros de la Biblia en escribirse, así como por su contenido (sus temas, entre ellos el tratamiento escatológico lleno de simbología, o su simbología).
    No hay duda de que algunos de sus contenidos pueden extraerse enseñanzas, y estas aplicarlas en el mundo actual.
    La evolución de la sociedad, tal y como la relata en el punto C) de la entrada, terminaría con esa esperanza en la que celebra la victoria del bien sobre el mal, contraponiendo algo nuevo (El cielo y la tierra nueva, en 21.1-2) con el mal/el pasado/el vencido. El apocalipsis nos da esa esperanza, de que el mal vendrá, y se confrontará al bien, pero este último siempre saldrá victorioso.
    Gracias por compartir este análisis.
    Un saludo.
    Juan

    ResponderEliminar
  2. Gracias Juan:
    El Bien prevalecerá. La existencia del mal es un estímulo para perseverar y para trabajar en su eliminación.
    Un saludo.

    ResponderEliminar